lunes, 11 de enero de 2010

Comentarios con El Gato

OTROSI: Hoy recibí una llamada de una abogada arequipeña que te comento porque me comentó que siempre ha vivido y tiene su oficina en la calle Octavio Muñoz Nájar y se sorprendió cuando le mencione "La Ranchería" pues me dice que muy pocos conocen esa denominación. Yo le respondí que claro, pues la gran mayoría de pobladores de hoy en Arequipa son mis paisanos de la sierra y en mucho están desapareciendo las tradiciones, costumbres y hasta fabla arequipense.
Recordarás tú alguna vez haber participado o asistido a un "bautizo de guagua"? o a un carnaval lleno de serpentinas, pica pica, mixtura, talco y perfumes? o a una quema de judas en Yanahuara o en cualquiera de las esquinas de diferentes barrios? o a las fiestas de las cruces en Mayo? o a la caminata hasta el santuario de la Vírgen de Chapi? o quizás alguna vez por lo menos hasta "los arbolitos", al pie del misti previo al ascenso (del cual es especialista nuestro compañero de clase Carlos Misti Zárate). O un paseo a Chilina, Congata, El Huayco, Jesús, Yura, Chiguata, Quequeña, Yarabamba, Pocsi, Tingo, Tiabaya, etc., etc.? Mucho de todo esto está -desgraciadamente- desapareciendo y Arequipa se está convirtiendo en un mercadillo como Tacna o Juliaca y, aunque se vé más riqueza (carros del año, casas modernas -invadiendo las chacras y desapareciendo a paso agigantado la famosa "campiña arequipeña"). O habrás saboreado un delicioso "chaque de tripas" o un "chairo" o un caldo de chguño negro, o una caldo de pascua de todas las carnes (tenía que ser con gallina robada después de la hora de crucificción de Jesús) o un pebre de cordero o un rocotísimo relleno o un costillar de cordero o un pastel de papas o tallarín con su respectivo "ajisete" o "uchucuta" de rocoto o un cuy chactado a la vista en Paucarpata o Sabandía o Characato o los chicharrones de pellejo de chancho en Arancota o los "buñuelos" de Tingo o Miraflores o quizá un delicioso anticucho o ccaparinas en el Parque Duhamel, de noche y para el corte o en el Puente Grau a la salida de Yanahuara o un americano de cualquier picantería de Sachaca o Yanahuara -los más tradicionales-, o el inigualable adobo en la plaza de Cayma.
Recuerdo para esto mi querido Gato que allá por los ochenta cuando trabajaba el el Touring y Automóvil Club llegó a Arequipa una delegación del más alto nivel, entre ellos el Presidente Percy Griffits Escardó, los gerentes y otros funcionarios, todos ellos pitucazos blanquiñosos de Lima y que nos invitaron a almorzar -recordarás- en el mejor restaurante de esos tiempo en la calle San Francisco, el "Chez Nino". Comida no muy buena y pago exhorbitante. En compensación, los llevé (junto con mis cinco compañeros de chamba) a "La Capitana" en Antiquilla, cuando aún vivía y atendía la dueña de primera generación. ¡Qué mano y sazón para cocinar!. El local de ese tiempo era aún totalmente tradicional, bancas de tronco de árbol y madera y mesas de roble sin pulir. Ya de entradita, los tipos que me hacen gestos para sentarse y -quizá manchar sus finos trajes de paño- peor aún cuando solicito mi "cogollo" de chicha de jora y le agrego una "arequipeña" negra para sorber todos del mismo vaso (¡vaya que les jodió el asunto!, los choferes eran "cholos" y tenían que tomar de un vaso "baboseado") como era -les comenté- costumbre y "tenían" que cumplir y no desairar, menos despreciar. Lo bueno es que después de un par de "chupaditas" se entonaron y un poco que se olvidaron de su "estatus" y le entraron mejor al ambiente. Seguidamente me acerqué al "fogón" -así se cocinaba- donde estaba la dueña y le pedí lo mejor de su repertorio para dejan bien en alto la cocina arequipense. La señora se acercó, bajo la mirada atenta de los comensales, a un bluto negro que estaba ubicado encima de la mesa grande de la cocina. La señora que levanta y agita el brazo y ¡blum! que la mancha negra desaparece (eran moscas ) y queda un buen trozo de carne rojiza y jugoza a la que comienza el tratamiento para convertirla en manjar. No te imaginas las caras de los "ccalas" (blancos en quechua) que hacían muecas de asco y que hasta amenazaban con retirarse, Tuve que tallar fino pára convencerlos y meterles más chicha con negrita y, al fin, cuando -previo "escribano" para abrir la sed y el apetito y su mote de habas sancochadas- se sirvió el plato de fondo (era un estofado de carne con chicha de jora y demás menjurges) pues no pararon hasta chuparse los dedos y pedir "repechaje". Recuerdo a don Percy Griffits con su rostro coloradísimo (por la chicha y el rocoto) y sudoroso, con un saco de paño azul acero, pantalón del mismo material color blanco hueso y una bufanda de seda de color rojo combinado quien -entre piso y nazca- me abrazó agradecido y me manifestó que jamás en su vida había comido tan rico y que podía morir feliz. Desgraciadamente, a los pocos meses se le cumplió el deseo y paso a mejor vida y el gerente general -que estuvo en esa reunión- me comenzó a crear problemas en la chamba y, bueno, esa es otra historia.....
Un abrazo mi querido y entrañable amigo. Cuídate mucho, saludas a tu media naranja.
Saúl
Si puedes, aunque sé de antemano que lo vas a hacer, mándate con un verso sobre el tema de esta anécdota.

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