TITO FERNÁNDEZ, CANTOR POPULAR CHILENO cuyo nombre real es Humberto Waldemar Asdrubal Baeza Fernández nacido en Temuco, de allí su denominación con la que es más conocido: “El Temucano”.
El siguiente es un estribillo con el que, a los siete años, gana su primer premio:
"El pichón pierde, primero,
la protección de su padre,
pierde después a su madre
mas nunca pierde la fe
y al intentarlo se ve,
en sus alas extendidas,
que la verdad de la vida
es empezar otra vez.\"
A pesar del paso de los años, siguen en el mercado, destacando, por citar algunos: "La Casa Nueva", álbum grabado en 1971, "Me gusta el vino",álbum grabado en 1975, "Tito Fernández en el OLympia de París", álbum grabado en 1981, etc.
Allá por los años 70, entre dictaduras y golpes, civiles y/o militares que predominaban en nuestro sub continente, cuando cursábamos clases en la secundaria y evolucionábamos entre la adolescencia y la juventud y de paso vivíamos la mejor época de nuestras vidas, estaba de moda la “Música Protesta” que -recordaremos-, la escuchábamos a través de las ondas del desaparecido (en tiempos de Velasco) “Radio Universidad”.
Entre los estribillos que recuerdo, se entonaban los siguientes:
“Qué culpa tiene el tomate
De estar prendido en la mata
Si viene un hijo de purta,
Lo mete en una lata
Y lo manda para Caracas”, o,
“Viva la U…
Viva la U…
Viva la Universidad
Muera la bo…
Muera la bo…
Muera la bota militar
Queremos a Velasco
Colgado de un farol
Y a su mujer Consuelo
Con las tripas al sol”, o,
“La hierba de los caminos,
La pisan los caminantes
Y a la mujer del obrero
La pisan cuatro tunantes
De esos que tienen dinero.
Cuando quiera el Dios del cielo
Que la tortilla se vuelva
Que la tortilla de vuelva
Que los pobres coman pan
Y los ricos mierda ¡mierda!”
Bueno, el caso es que por esos tiempo escuchábamos a este intérprete del vecino país, aún cuando no es “música protesta” (en plena “guerra caliente”) y sino díganme si la música no une y se desentiende de “fronteras”.
Adicionalmente, teníamos en Francisco Torres (Nuestro Temucano limeño-arequipeño) quien acompañado de Carlitos Medina Pomareda interpretaba magistralmente canciones-poemas como éste bien conocido:
LA MADRE DEL CORDERO.
Letra y Música: Tito Fernández.
Nos criamos, desde chicos,
juntos en "El Miraor"
mi padre? peón antiguo,
el suyo? administrador.
Claro que cuando uno es chico
no entiende la diferencia.
¡Qué lindo haber sido dueño ¿no?
de tan tremenda inocencia!
El fundo jugando, entero,
lo habíamos "recorrío",
yo le ganaba casi siempre
porque era algo más "crecío",
ella me juntaba flores,
yo, le tiraba las trenzas,
y así se nos pasó el tiempo
casi sin darnos ni cuenta.
A mi me tocó salir,
al campo, a "pelar el ajo",
ya no era tan "cauro" chico
t'aba gueno p'al trabajo.
Claro que todas las tardes
salíamos a pasear
y nos mirábamos mucho
sin hallar qué conversar
Yo me ensayaba "toíto"
el día de lo que iba a pedir,
pero cuando estaba cerca,
no encontraba qué decir.
No sé lo que me pasaba
cuando la tenía a mi "lao"
se me "anudaba el cogote"
y ahí me quedaba "pegao".
Un día me dijo, ella,
que se iba a "dir" de la hacienda,
la mandaban a estudiar,
a las monjas, creo, p'a que aprienda
a coser, a tejer, a leer,
había dicho "Don Guille"
los libros son cosa buena
y hay que saber lo que dicen.
A mi me "dentró" una pena,
cuando me dijo que se iba,
que saqué juerzas de "aentro"
y le dije que la quería.
Ella no contestó na',
se puso coloraíta,
y yo que le robo un beso
de su "mesmita" boquita.
Pasó el tiempo, un par de años,
y nunca me olvidé de ella,
por las noches la veía
mirándome de una estrella.
Ella "tamién" me quería,
yo estaba seguro d'eso,
me lo había dicho el gusto,
dulcecito, de su beso.
El hombre cuando es bien hombre,
me dije, ha de saber lo que pasa,
me "agencié" su dirección
con una empleá 'e las casas.
Francisco me hizo la carta
y, aunque no tuve respuesta,
no me eché a morir por eso,
lo que es bueno, siempre cuesta.
"Tiempazo" después el fundo
amaneció "trastornao",
las viejas de la casona, oiga,
corrían p'a "lao" y "lao".
se "voltiaron" dos vaquillas,
las chuicas ¡cómo dentraban!
se raspaban las tortillas
y las "empanás" chirriaban.
Se acomodaron las mesas,
el lugar p'a las cantoras,
se adornó "too" con copihues
y con hojas de totora.
A mi, no me dio alegría,
me dio "too" junto "al tiro",
la niña Rosa volvía,
de nuevo, p'al lao mío.
Después me quiso dar "mieo"
pensé hasta en no merecerla,
pero mandé el miedo" al "diaulo"
y me "cacharpié" p'a verla.
Ahí venía mi niña,
más linda que el mismo cielo,
con su misma boca roja, esa,
a'onde puse mi beso.
Venía con un vestío
que encandilaba los ojos,
tomá del brazo 'e Don Guille
que no cabía de gozo.
Pasamos a la "comía",
se destaparon los chuicos,
el vino ¡cómo corría!,
oiga, cosa era que daba gusto.
Después le entramos al baile,
se afinaron las vihuelas,
y se calentaba el "adre"
con el "tañar" de las cuecas.
No pude hablar con mi niña,
'tuvo, muy "ocupaaza"
hablando con las visitas
y otra gente "importantaza".
Días después, una tarde,
estando yo en el corral,
pensaba ya en olvidarla
cuando me siento llamar.
¡Venancio!, me dicen, ¡Beno!
, y me la quedo mirando,
ahí 'taba mi niña linda,
de pura dicha, llorando.
Nos abrazamos bien juerte.
¿Ud. me había olvidao?
¡Jamás!, le digo, y la beso
como nunca había besao.
Nos seguimos encontrando,
era mía hasta los huesos
y yo "tamién" la quería,
aunque muriera por eso.
Tengo dos manos, le decía
p'a hacer su felicidad
y ella se me entristecía
cuando me sentía hablar.
Un día vino Don Guille,
a conversar, dijo, de hombre a hombre,
habló cosas muy bonitas,
con apelativo y nombre,
me dijo que la dejara,
que la Rosa estaba grande
y que las cosas de niño
deberían olvidarse.
Entiende Venancio, dijo,
que ella no es de este lugar,
es "toa" una señorita
y algún día se va a casar,
no con un peón de fundo,
y no es por desmerecer,
la vida es triste, Venancio,
pero qué se le va hacer.
Me la "empató" muy re bien,
después me soltó "el doblao".
Entiende bien Beno, lo que le digo
si no, "cortai" p'a otro lao.
Ahí me metí a las "tomas",
¿el trabajo?, me dije, aunque lo pierda,
me "pelié" hasta con los "pacos"
a punta'e rebenque mierda.
Cuarenta días tomando,
bailando cueca "aperrao",
p'a eso había "juntao"
alguna plata y no soy ningún "fijao".
"La vida es triste Venancio",
eso no corre conmigo,
mientras haya "chinas" "güenas"
la vida es vida, mi amigo.
Tiré "de chincol a jote",
le saqué al mundo la madre,
'tuve preso por rosquero
y me tomé hasta el vinagre.
Y aquí me tienen ahora, "puh",
con los bolsillos "pelaos,
sin "pega" en ninguna parte
y con el "hocico" "hinchao".
Y se me viene el problema:
"tovía" la estoy queriendo.
Los hombres, dije una vez,
piensan como hombres
y me estoy desconociendo.
La Rosa es mía o de "naide",
¿los prejuicios? ¡a la cresta!
y si a Don Guille tenerme,
de yerno, tanto le cuesta,
habrá que poner remedio
"al tiro" a esta situación,
yo no veo, p'a estas cosas, la diferencia
entre "empleao"y patrón.
Si me buscan " a la mala",
"güeno poh", a la mala bajo al vino,
y esto ya está "decidío"
por el único camino.
Cuando uno quiere "a la güena"
Dios sabe que no es desaire,
yo soy un roto 'e trabajo,
no le agacho el moño "a naiden",
así es que esta misma noche,
agarro "pingo" y "apero",
¡me robo a la Rosa, mierda,
ahí 'tá la madre 'el cordero!
Espero que al leer estas líneas tengan a la mano el vídeo que les envié, grabado el 21 de Noviembre de 2009 en La Cau Cau II, realizado por los intérpretes originales –después de 35 años- y cantados a capela. Desgraciadamente el formato de este blog no me permite cargar el vídeo, (Si alguien sabe cómo. Avisen).
Saúl: Tito Fernández, Violeta Parra, Gabriela Mistral y tantos chilenos de renombre eliminan las fronteras. Por los peruanos te voy a mencionar uno que es ídolo en ese hermano país: Lucho Barrios. Todo conflicto entre Perú y Chile es instigado por un país grande y para beneficio del mismo. Tan bonitas que son la Cueca y la Zamacueca.
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